Alfredo Stefano Castro Enríquez
Pasemos de estudiar a Freud, a estudiar al ser humano
Heinz Kohut
Resumen:
Considerado el impulsor de la escuela intersubjetiva, Heinz Kohut, puntualizó que la empatía y la experiencia con el otro, son coordenadas del psicoanálisis. Además, otorgó un tiempo y un lugar, a la naturalidad sana y bondadosa del self, y sus objetos como extensiones que configuran el narcisismo calmo, vital y cohesivo.
I
Freudiano, a la vez, reticente y subversivo ante él. Apostó por el “self”, tanto, como lo haría Freud por el “yo”. La frase arriba señalada, auguraba conflictos entre las comunidades psicoanalíticas. Pensar a la psicología del self como una escuela del psicoanálisis, ha estremecido a fieles seguidores de lo Freudiano, y provocado su rotundo rechazo.
Percibió a la humanidad, naturalmente, amorosa, que hurga para hallar su integridad, bienestar, felicidad, y en búsqueda de solucionar conflictos, carencias y deficiencias narcisisticas bajo la denominación “semicírculos de salud mental”. Pensó el Edipo como síntoma, no como enfermedad o psicopatología, y en cierto punto le restó importancia; más bien optaba por estudiar e incorporar al psicoanálisis el mito de Ulises-Odiseo.
Partícipe de gestionar conceptos propios como empatía, self object, desintegración, self cohesivo, actitud receptiva, reconcretización temporaria, neutralización progresiva, sí mismo bipolar, gradiente de tensión, arco de tensión, malcrianza, exoactuación, interpenetración, si mismo nuclear, miedo a la seducción, miedo a la competitividad, unidad terapéutica básica, entre muchos más.
Estas páginas se encuentran más cercanas a un resumen que a una crítica o debate metapsicológico. La obra de este investigador dio apertura a tópicos que una teoría psicoanalítica debe contener, es decir: teoría de la psicopatología, teoría de la técnica, teoría del desarrollo psíquico.
II
Para Kohut, la conformación de la identidad se gesta por la cohesión del self, donde es ideal contar con un self espejeador que nos reconozca, procure, proteja y, a la vez, retroalimente y corrija. Todo mediante cuidados maternales, palabras y actos que se relacionen con palmadas, acaricias, besos, miradas, abrazos, mismos que funcionarán como arranque, empuje y motivo para el desarrollo psíquico.
En tanto, el self bipolar es constituido por un polo de ambiciones y otro de ideales, en medio de estos se encuentran los talentos y las habilidades (Luna, 2014). Es conveniente agregar que los objetos del self tendrían, idealmente, que ser: calmos, infalibles, omnipotentes, cohesivos, vitales, y armoniosos. Kohut registró tipos de self: amante deseante, asertivo y hostil-agresivo.
Importante agregar que el narcisismo es la pieza fundamental en la conformación del self; puedo, incluso, llevar a cabo la siguiente analogía: para Kohut el narcisismo ante el desarrollo del self es lo equivalente a la relación de objeto en la conformación del yo, ello y superyó para los kleinianos.
Dentro de la relación intersubjetiva que se cohesiona en el espacio analítico, ocurre un fenómeno llamado internalización transmutadora, que indica no resignarse a la pérdida y, en cierto punto, internalizar a como dé lugar. Kohut sintetizó lo ocurrido en el espacio analítico en tres grandes momentos: 1) transferencia idealizadora, 2) self grandioso, mediante la transferencia especular y, por último, 3) la contratransferencia. En la transferencia gemelar, el analista es percibido como una persona semejante, la cual puede volcarse en hambre y búsqueda de idealización, estas personas son ávidas de mostrar y aferrarse a un amor. La transferencia especular suscita lo contrario, se percibe al analista como persona distinta, esta última contiene dos etapas: la primera habla de la removilización transferencial del self grandioso y, la secundaria, data de una reactivación de cierta regresión.
Como lo mencioné al inicio, Kohut fue un teórico de la técnica y no ignoró la terminación del proceso, enlistó una serie de “requisitos” para ello: aumento y expansión del amor objetal, empatía (desde luego), curiosidad, humor y sabiduría. Bajo este mismo plano, si nos preguntamos algunos elementos para la eficacia del tratamiento estos serían: uso de la empatía, creación y utilización de teorías y la unidad terapéutica básica. Refiere que el proceso es también una experiencia intersubjetiva que contiene reacciones con entereza, con ímpetu de adquirir consistencia, solidez, peso específico o envergadura: todas estas son acciones que fomentan la cohesividad del self. La “cura” de los tratamientos psicoanalíticos, para este autor, sería más experiencial que estructural.
En este punto tiene un valor inmenso la empatía, que es transversal en su teoría y en su clínica; Kohut la definió como: introspección vicaria, capacidad de penetrar con el pensamiento y sentimiento en el mundo interno de la persona. Años después, en su libro Los dos análisis del señor Z (Kohut, 2002), se refiere a la empatía: es el esfuerzo del analista en entender el mundo desde la perspectiva del paciente, ya que el humano siempre ocupará los self objects para el pleno desarrollo yoico y sélfico.
Respecto a la psicopatología, anotó: Los trastornos psicóticos son una restitución secundaria de la realidad; explicaba que son un abandono crónico de las configuraciones narcisistas cohesivas y eran re- emplazadas, a la vez, con delirios. Referente a los cuadros limítrofes, planteaba que son oscilaciones temporarias que tienden a la fragmentación parcial.
Una de sus formulaciones sobre los cuadros psicopatológicos es que son constituidos por dos angustias: la primera, que se suscita o suscitó una falta de empatía en los padres y deviene en una angustia de desintegración; la segunda, en la que se presenta completamente una desintegración del sí mismo sano. Según el autor, la angustia de desintegración está más próxima al temor a la muerte freudiana, que él mismo llamaría: temor a la pérdida del amor (Kohut, 1971).
Mediante un esquema, Kohut ejemplificó los tipos de escisiones que suponía, las dividía en dos, lo horizontal y lo vertical, en la primera es más profunda la regresión, en la segunda, menor.
En el campo grupal aportó el concepto de un sí mismo grupal, algo así como el aparato psíquico grupal de Kaes, o el inconsciente colectivo de Jung, me refiero a extrapolar conceptos, del sujeto a lo grupal, y no a que el significado sea el mismo. Asimismo, como Kris y su psicología del yo lo hicieran, Kohut indicó la existencia de una regresión al servicio de la empatía.
Conviene retomar y recordar al doctor Santamaría, quien leyó mejor que nadie a Kohut. En cierta ocasión, resumió su teoría de esta manera: lo intrapsíquico corresponde a lo sélfico, mientras que lo intersubjetivo al self object. Él mismo refería que el self es algo neutro (adentro), y el self object es algo más interaccional que dictaría toda aquella relación gemelar. Según él, Kohut prefirió hablar de psique en lugar de mente, observación en lugar de escucha y, para terminar, prefería la explicación que la interpretación (Santamaría, 1994, 2013).
III
Heinz Kohut nace en 1913, en Viena. En 1939 termina sus estudios en Medicina en su ciudad natal y el mismo año llega a Chicago, donde lleva a cabo un primer análisis con August Aichhorn. En Chicago estudia los posgrados en Neurología, en 1944, y en Psiquiatría, en 1947; se reanaliza con Ruth Selke Eissler. En 1948 recibe su diploma de psicoanalista por el Instituto Psicoanalítico de Chicago. Luego, en 1953, se convierte en didacta, sus colegas lo llamaban Míster Psicoanálisis. Su labor administrativa-institucional no quedó a un lado y ocupó cargos importantes, fungió como presidente de la Asociación Psicoanalítica Americana, entre 1964 y 1965, y de la Asociación Psicoanalítica Internacional, en 1965 y 1968.
Su lugar quedó escrito en la historia del psicoanálisis por varias razones, una de ellas es que se convirtió en un revolucionario, creó su propio enfoque en psicoanálisis, como lo hicieran Klein, Lacan, Winnicott, Bion, y teóricos de la psicología del yo, inspirados siempre en el maestro vienés. Como es de nuestro conocimiento, fue pilar y creador de la psicología del self, hoy en día estudiada por propios y ajenos; marcó la pauta para lo más “novedoso” en psicoanálisis, me refiero al psicoanálisis vincular, relacional y, desde luego, a la “perspectiva” intersubjetiva y transubjetiva. Incluso en otro ámbito, yo podría decir que sin querer fue uno de los fundadores de la psicología positiva y de las psicoterapias posmodernas. Obtuvo claras influencias de Freud, Hartmann, Kris y Loewenstein. Su legado es representado por Gedo, Stolorow, Goldberg, Lichtenberg, Mitchell, entre muchos más.
Me atrae concluir con alguna expresión del maestro Hernán Solís Garza, que dice: “¿Qué más diremos sobre un Kohut tildado de antifreudiano?”.
Referencias
Castro, A. (2017). Folklore psicoanalítico mexicano. León, Guanajuato: Montea. Castro, A. (coordinador). (2022). Otras cartografías psíquicas. Ciudad de México: Samsara.
Kohut, H. (1971). Análisis del self. Buenos Aires: Amorrortu.
Kohut, H. (1984). La restauración del sí mismo. Buenos Aires: Paidós.
Kohut, H. (1990). Como cura el análisis. México: Paidós.
Kohut, H. (2002). Los dos análisis del señor Z. Barcerlona: Herder. Luna, A. (2014). Comunicación personal. León, Guanajuato.
Santamaría, A. (1994). “La psique del analista: De la observación a la explicación empática”. Cuadernos de psicoanálisis, vol. 27, núms. 3 y 4, julio-diciembre. Asociación Psicoanalítica Mexicana.
Santamaría, A. (1995). “Los mitos, los sueños y la realidad en psicoanálisis”. Cuadernos de psicoanálisis, vol. 28, julio-diciembre. Asociación Psicoanalítica Mexicana.
Santamaría, A. (1997). “El origen sélfico de la envidia”. Cuadernos de psicoanálisis, vol. 30, julio-diciembre. Asociación Psicoanalítica Mexicana. México, D.F: Plaza y Valdés.
Santamaría, A. (2002). “El inconsciente. Lo inconsciente y lo inconscientemente: de Freud de la psicología del self intersubjetiva”. Cuadernos de psicoanálisis, vol. 35, enero-diciembre, Asociación Psicoanalítica Mexicana.
Santamaría, A. (2002). “El sueño de un rey del México prehispánico”, Cuadernos de psicoanálisis, vol. 35, núms. 3 y 4, julio-diciembre, Asociación Psicoanalítica Mexicana.
Santamaría, A. (2013). Comunicación personal. León, Guanajuato.